Le conocí y estuve con él varias veces. Pero sólo esos momentos donde todo se va en impresión y mirar y escuchar y un poco hablar. Tampoco hacía falta más, porque su presencia era universal, no particular ni para particulares.
Ahora echo de menos no su ministerio, sino su persona. No por lo que era, sino por cómo fue y por los años suyos que definieron los mios, mi tiempo tan marcado por aquella breve época en la que él dejó su profunda huella.
Hoy hace tres años de su "dies natalis": Deo gratias!
+T.