Una joya así no necesita letra:
Entre otras razones porque, como pieza musical, se compuso mucho antes de que proliferaran "himnos nacionales" con letra y música.
Un himno nacional es una vulgaridad burguesa o proletaria, inventos post Revolución Francesa y cursilerías nacionalistóides de nuevas fronteras sin identidad propia, que se revestían de parafernalias para figurar la entidad y la historia que les faltaba (no pongo ejemplos para no ofender y/o picar susceptibilidades patrias a flor de piel).
Nuestra Marcha Real es esa sencilla y graciosa Marcha de Granaderos, que cuenta la tradición que es composición personal del mismísimo Federico IIº de Prusia regalada gentilmente a nuestro Carlos IIIº; sólo con eso, ya es un monumento. No tiene letra porque, más que nada, es un "toque", una música militar y hasta una "señal" de esas que acompañan a una persona, un símbolo, o una persona-símbolo (el rey o la bandera, verbigracia). Sin ser experto en musiquerías militares, recuerdo otra originalísima y españolísima: La marcha de Infantes, que es una medio fanfarria medio polka con toda la gracia que se toca cuando aparece un personaje real, o un militar de primerísima graduación (también sin letra, claro).
Desde que se adoptó la Marcha de Granaderos como tal Marcha Real-Nacional, sólo se la ha sustituído cuando las dos nefastas republicacas por el ridículo "himno de Riego". El himno de Riego es una musiquilla que se asoció al pronunciamiento de Rafael del Riego en Las Cabezas de San Juan, cuando Fernando VII y todo aquello.Las viejas y los viejos muy viejos (y algunos reviejidos que coleccionan cosas rancias) saben cantar la musiquilla del himno de Riego con una letrilla que se cantaba en juegos de corro de niños, y que dice así:
"Fulanito subió a los Cielos
a pedirle a Dios una corona,
y san Pedro que le vió le dijo:
¡Ponte el rabo de una mona!"
N.B. En vez de "fulanito" se dice el nombre del que sea, según la ocasión; por ejemplo: "Zapatero subió a los cielos/a pedirle.../ etc"...No sé si me explico. Bien.).
De Cantillana procede la música del "Himno de Andalucía", que Blas Infante, cuando estuvo allí de notario, plagió desde una copla de rogativas (una glosa popular de Agios o Théos) que todavía cantan para los tríduos, quinarios y septenarios de Cuaresma. Ni que decir tiene que la voz engolada del sacristán más las voces cascadas de las beatas (viejas y pías) concurrentes, cantan un vibrante SantoDios que deja tamaño de un peón al himnodeandalucía (que decían mis Tías que sonaba a rogativa, con toda razón).
Diré de otras músicas patrias, que me gusta el God save the King de los ingleses (que también cantan en Luxemburgo); que el americano de los USA es buenísimo (y casi anecdótico y por los pelos, tengo entendido); que el Deustchland, Deustchland de los alemanes, es un pedazo de himno; y que el Inno di Mameli "Italia, Italia..." con música del Verdi, me pone de buen humor desde la primera nota.
De los "ideológicos", diré que:
- El Cara al Sol es excelente, letra y música; y lo mismo el nazi "Der Abenteurer" y el fascista "Giovinezza, giovinezza!", buenísimos los dos.
- La Internacional, es excelente también (la letra demasiado "prolija"); y también buenísimo el de los anarquistas "¡A las barricadas!" ; y toda una pieza del género, el antiguo himno de la URSS.
Que no se me quede en el tintero: El "Por Dios por la Patria y el Rey" de los carlistas-tradicionalistas, una bocanada de cañón decimonónico donde los haya, vibrante puro.
Y quizá la pieza madre del género: La Marsellesa. Yo, que abomino de la Revolución y de sus "ciudadanos" (con libertades, igualdades y fraternidades incluídas), me sé la letra completa (terrible, porno-política-revolución pura y dura; que se escucha la guillotina, casi); más de una vez la canto y la tarareo porque es fascinante (mal que me pese a un convencido de la Santa Alianza del trono-altar). Un petit tráuma-contradicción, confieso sonrojado.
Pero si me tuviera que quedar con una música patriótica extra-española, sin duda que escogería el antiguo
Dios salve al Zar!!!
Y es que soy un nostálgico autócrata recalcitrante.
Convencido.
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martes, 15 de enero de 2008
Conversi ad Dominum
El Domingo por la noche tuve que aclarar por mail una duda sobre la postura del celebrante en la Misa (rito católico romano), a propósito de los comentarios sobre la Santa Misa celebrada por Benedicto XVI en la Sixtina.
La Sixtina es la Capilla del Papa dentro del recinto de los antiguos Palacios Apostólicos del Vaticano. De sencilla arquitectura, apenas una nave "de cajón" abovedada, con tejado a dos aguas, la manda edificar Sixto IV, que la dedica a la Virgen en el Misterio de su Asunción; un fresco del Perugino representando este misterio de la Virgen Asunta presidió la Capilla hasta la re-decoración del Michelángelo en tiempos de Julio II, el sobrino de Sixto IV, que continuó enriqueciendo la Capilla levantada por su tío, el primer Papa della Róvere. La Capella Sistina es una prodigiosa condensación del Renacimiento italiano, marcando el tránsito de Florencia a Roma, todo en su extraordinario y sin igual espacio.
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Sixto IV asistiendo en la sede a una Misa en la Sixtina original (al fondo, el altar con la Assunta del Perugino)Capilla Sixtina, vista hacia el presbiterio-Altar, con la sede a la izqda.
En la Sixtina celebraron habitualmente los Papas, y desde tiempos de Pio IX, cuando despojan al Pontífice de sus Estados, la Sixtina resurgió como recinto de los Cónclaves, habidos desde entonces bajo y entre los frescos de Botticelli, Perugino, Signorelli y Michelángelo (los arazzi del Rafaello se perdieron o dispersaron cuando el Sacco).
El Papa Benedicto XV la escogió incluso como lugar de su coronación (7 de Sept.1914), en señal de austeridad-recogimiento por la guerra que asolaba Europa. Juan Pablo II también celebró allí en algunas ocasiones, y este pasado Domingo Benedicto XVI la escogió para el Bautismo de algunos niños dentro de la liturgia de la Santa Misa, celebrada en su Altar, al pié del fresco del Giudizio.
El Papa San Pio X celebrando en el altar de la Sixtina.
Ese Altar ha permanecido tal cual, sin ser retirado del plano del muro del presbiterio de la capilla, por obvios motivos. Cuando los Papas han celebrado en él, lo han hecho según las antiguas rúbricas, versus orientem, vueltos hacia el altar, no hacia la nave. Incluso después de la reforma litúrgica de Pablo VI, cuando se adoptó en el nuevo Misal la postura coram pópulo, si se celebraba en la Sixtina, se seguía celebrando versus orientem, que es la postura tradicional en la Misa del rito católico-romano.
Juan Pablo II celebrando en el altar de la Sixtina (la foto recoge el momento de un "Dóminus vobiscum)
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Desde las catacumbas (altares-arcosolios) y las primeras basílicas, esa fue la forma habitual de estar el sacerdote ante el altar, en la postura llamada "versus orientem" (vuelto al oriente-sol naciente) o "coram Dómino/ad Dóminum" (de cara al Señor); la postura "coram pópulo" (frente al pueblo) sólo se adoptaba en los momentos en que se iniciaban las salutaciones o las bendiciones, introducidas con la fórmula "Dóminus vobiscum". Durante toda la recitación del Cánon Missae y otros momentos de la Misa, el sacerdote permanecía en esa orientación, que además indicaba su "presidencia" en la liturgia-oración, seguida tras él (el celebrante) por la asamblea (los participantes).
Cuando la publicación del novus ordo y el Misal de Pablo VI, después del Vaticano II, se prefirió adoptar la forma "coram pópulo", sin descartar la otra que, de hecho, ha estado y sigue estando en práctica en muchos sitios (por ejemplo, en las mismas 4 Basílicas Mayores de Roma, incluída la de San Pedro, donde todas las mañanas las Misas que se celebran en los altares laterales se celebran "coram Dómino"- de espaldas, como dicen vulgarmente-).
Así que la "noticia" es más fruto de desinformación, que de otra cosa. Pero entiendo que los que la han publicado como algo "extraordinario", a parte de no saber, pretendían recalcar las formas tradicionales con cierto descrédito despectivo, tan fuera de lugar como esa misma valoración viniendo de gente que "pasa" de todo eso.
El actual Papa, siendo todavía el Cardenal Ratzinger, prologó un libro del liturgista Claus Gamber en el que escribía esto:
" La orientación de la oración común a sacerdotes y fieles -cuya forma simbólica era generalmente en dirección al este/oriente, es decir al sol que se surge/se eleva-, era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero Sol. Hay en la liturgia una anticipación de su regreso; sacerdotes y fieles van a su encuentro. Esta orientación de la oración expresa el carácter teocéntrico de la liturgia; obedece a la monición ´ Volvámonos hacia el Señor ´ " cfr. CLAUS GAMBER, ¡Vueltos hacia el Señor! , Ediciones ´Renovación´, Madrid 1996. pág. 7.
En otras obras suyas, del propio J.Ratzinger, sobre temas teológico-litúrgicos, escribe también al respecto:
- " ...hay algo que siempre estuvo claro en toda la cristiandad hasta bien entrado el segundo milenio: la orientación de la oración hacia el oriente es una tradición que se remonta a los orígenes y es la expresión fundamental de la síntesis cristiana de cosmos e historia, del arraigo en la unicidad de la historia de la salvación, de salir al encuentro del Señor que viene. En ella se expresa, tanto la fidelidad a lo que hemos recibido, como la dinámica de lo que hay que recorrer ".
" El hombre de hoy tiene poca sensibilidad para esta ´orientación´. Mientras que para el judaísmo y el islam sigue siendo un hecho incuestionable el rezar en dirección al lugar central de la revelación -hacia Dios que se nos ha mostrado-... ".
" La orientación de todos hacia el oriente no era una ´ celebración contra la pared ´, no significaba que el sacerdote ´ diera la espalda al pueblo ´, en ella no se le daba tanta importancia al sacerdote. Al igual que en la sinagoga todos miraban a Jerusalén, aquí todos miran ´ hacia el Señor ´. Usando la expresión de uno de los Padres de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, J. A. Jungmann, se trataba más bien de una misma orientación del sacerdote y del pueblo, que sabían que caminaban juntos hacia el Señor. Pueblo y sacerdote no se encierran en un círculo, no se miran unos a otros, sino que, como pueblo de Dios en camino, se ponen en marcha hacia el oriente, hacia el Cristo que avanza y sale a nuestro encuentro " . cfr JOSEPH RATZINGER, El Espíritu de la Liturgia, una introducción , Ediciones Cristiandad, Madrid 2001, págs. 97 y 102.
" La orientación de la oración común a sacerdotes y fieles -cuya forma simbólica era generalmente en dirección al este/oriente, es decir al sol que se surge/se eleva-, era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero Sol. Hay en la liturgia una anticipación de su regreso; sacerdotes y fieles van a su encuentro. Esta orientación de la oración expresa el carácter teocéntrico de la liturgia; obedece a la monición ´ Volvámonos hacia el Señor ´ " cfr. CLAUS GAMBER, ¡Vueltos hacia el Señor! , Ediciones ´Renovación´, Madrid 1996. pág. 7.
En otras obras suyas, del propio J.Ratzinger, sobre temas teológico-litúrgicos, escribe también al respecto:
- " ...hay algo que siempre estuvo claro en toda la cristiandad hasta bien entrado el segundo milenio: la orientación de la oración hacia el oriente es una tradición que se remonta a los orígenes y es la expresión fundamental de la síntesis cristiana de cosmos e historia, del arraigo en la unicidad de la historia de la salvación, de salir al encuentro del Señor que viene. En ella se expresa, tanto la fidelidad a lo que hemos recibido, como la dinámica de lo que hay que recorrer ".
" El hombre de hoy tiene poca sensibilidad para esta ´orientación´. Mientras que para el judaísmo y el islam sigue siendo un hecho incuestionable el rezar en dirección al lugar central de la revelación -hacia Dios que se nos ha mostrado-... ".
" La orientación de todos hacia el oriente no era una ´ celebración contra la pared ´, no significaba que el sacerdote ´ diera la espalda al pueblo ´, en ella no se le daba tanta importancia al sacerdote. Al igual que en la sinagoga todos miraban a Jerusalén, aquí todos miran ´ hacia el Señor ´. Usando la expresión de uno de los Padres de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, J. A. Jungmann, se trataba más bien de una misma orientación del sacerdote y del pueblo, que sabían que caminaban juntos hacia el Señor. Pueblo y sacerdote no se encierran en un círculo, no se miran unos a otros, sino que, como pueblo de Dios en camino, se ponen en marcha hacia el oriente, hacia el Cristo que avanza y sale a nuestro encuentro " . cfr JOSEPH RATZINGER, El Espíritu de la Liturgia, una introducción , Ediciones Cristiandad, Madrid 2001, págs. 97 y 102.
Sólo una indiscreta falta de formación se atrevería a ver "extraña" la celebración de cara al altar, lo que también supondría un desprecio de las formas litúrgicas tradicionales de nuestro Rito Romano, tan vigentes e incluso actualizadas en toda la riqueza y solemnidad del Misal de San Pio V, recientemente restaurado por Benedicto XVI.
Personalmente, diré que considero la postura "versus orientem" la propia de la celebración, puesto que el acto en sí no es un "diálogo" entre el celebrante y los participantes, sino una plegaria-ofrenda-sacrificio que se hace coram Dómino, tanto por el sacerdote celebrante como por los participantes (co-oferentes con el ministro del altar). En este sentido, hay partes/ceremonias que evidentemente sí se hacen frente al pueblo, como las salutaciones, las bendiciones y la homilía, así como la lecturas y las preces de la oración de los fieles. Pero lo que corresponde a la liturgia del Canon Eucarístico, es más propio que se haga manteniéndose el sacerdote junto con toda la asamblea vueltos hacia el altar.
Contra la innovación tan rápida y acríticamente aceptada, pesa toda la tradición secular, así como las fundadas reticencias de algunos de los más expertos liturgistas y teólogos, que, desde su adopción, mostraron todas sus reservas sobre este y algunos otros particulares del novus ordo. El decurso de los años, después de muchas y lamentables confusiones y desviaciones, parece que vuelve a poner la cosas en su orden.
P.s. A los "escandalizados", tan "fariseos", no sé qué les podrá, en todo caso, importar todo este caso, cuando la mayoría ni son creyentes, ni practicantes, ni cristianos, ni católicos. Personalmente, por ejemplo, me importa un pito si el masón jefe de los masones se viste mandilito con compás y escuadra o peina de teja de carey con mantilla de blonda; y lo mismo si el imán de Marbella se pone en la cabeza un turbante o una fregona; y por igual si la ministra arrugada se deja la máscara al natural o se la empeora con pulpa de papaya y perejil; o si la candidata al re-putado premio de lo que sea se viste de re-putada o de re-putadísima: ¡Lo que me importará a mí!
Pues lo que les importará a esta piara que hagamos las cosas como debemos, como queremos y como tan absolutamente bien las hacemos (que quizá sea eso lo que les pique y provoque prurito: Que nuestras cosas las hacemos muy, muy, muy bien, cada vez mejor, y con facultades para mejorar lo que pudo haberse estropeado un poquito).
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