Se está leyendo en la lectio contínua de la Misa el Libro de Daniel; esta mañana ha tocado el capítulo 5º con la terrible narración del festín de Baltasar:
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Baltasar, uno de los sucesores de Nabucodonosor, celebra en su palacio de Babilonia una fiesta (orgía?) y manda sacar los vasos sagrados que su padre robó al Templo de Jerusalén. En medio tan disipada ocasión, se les hiela a todos la sangre cuando ven aparecer una mano misteriosa que en el muro ante el que luce el candelabro (de los siete brazos, la Menorah?) traza unos signos enigmáticos. Llevan a Daniel a la sala, y Daniel lee las palabras: "Mené, mené, tequel, ufarsin"; esto es, contado, pesado, dividido. Mejor la cita entera:
26 Y esta es la interpretación de las palabras: Mené: Dios ha contado los días.
de tu reinado y les ha puesto fin; 27 Tequel: tú has sido pesado en la balanza y
hallado falto de peso; 28 Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los
medos y a los persas".29 Entonces Baltasar mandó revestir de púrpura a Daniel e
hizo poner en su cuello el collar de oro y proclamar que ocuparía el tercer
puesto en el reino.30 Esa misma noche, mataron a Baltasar, rey de los caldeos
Tremenda la escena. Calderón tiene un auto sacramental inspirado en este pasaje, con una alegoría de la Eucaristía, muy calderoniano, porque el tema se presta y es muy sugerente.
El pasaje de Dn 5, que expone de manera profética los hechos, significa, entre otras cosas, el juicio de Dios sobre la historia y sus protagonistas: Si Nabucodonosor y su casa han sido la ruína y el flagelo merecido por los pecados de Judá, son meros instrumentos de la Providencia, y llegada la hora pagan severísimamente sus culpas, atentados y blasfemias contra el Pueblo de Dios y lo Sagrado.
Esta mañana, en inet, las noticias eran locamente vanales (unas bodegas valencianas venden un cava hecho con oro de 18 kilates) o dementemente criminales (los sangrientos detalles de los abortos en los abortaderos de Barcelona). Todo eso alternando con la esquizofrénica ansiedad por el cambio climático y las previsiones de los previsores del cambio climático.
No sé si en medio de nuestras Cortes, o en Bruselas, o la White House, o la ONU, aparecerá una mano que escriba "contado, pesado, dividido"; pero como nos cuenten, nos pesen, y nos dividan como al Baltasar de la Biblia, vamos listos...
Mejor dicho: Van listos los baltasares.
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