jueves, 17 de mayo de 2007

He estado en el campo del Sevilla dos veces: Una con mi padre, cuando tenía 4 ó 5 años, la otra treinta años después, en un partido benéfico para Proyecto Hombre. Pero soy sevillista emocional y anti-todo-lo-demás. Me gusta que gane el Sevilla y que pierdan todos los demás que no son el Sevilla, absolutamente. En eso comparto la irracionalidad del fanático futbolero, sin complejos.
Y hoy en Sevilla hay que hablar del Sevilla que es la honra momentánea y efímera para Sevilla. También lo hago sin complejos, enfático y tan irracionalmente contento por la 2ª Copa de la Uefa del Sevilla, como satisfecho por el vinagre que están sorbiendo los que no son del Sevilla, y que se lo merecen por lo mismo. Las equivocaciones y los malos amores se pagan.

Esto es así. Y se nos nota la herencia de Adán y el pecado original de Eva, ¡ qué se le va hacer! Por cierto, que en el Paraíso el sevillista era el Ángel que se quedó guardando la puerta, que debe ser primo del Ángel de la Guarda de Palop (¡¡¡Visca la Mare de Deu dels Desamparats!!! que estamos en su Octava).

Y mi tia está en el Empíreo del gozo; y mi padre debe tener en la Gloria gloria accidental de propina. Y así todos lo sevillistas de la Tierra y del Cielo. Los del Purgatorio habrán ofrecido muy fervientes algún recalentón por el Copazo de la segunda Uefa, seguro (y en el infierno, ya se sabe que no hay sevillistas, porque es una contradicción ontológica).

Ea! A esperar al Sevilla y a llevarle la IIª copa de la Uefa del Sevilla a la Virgen de los Reyes, que estará en su trono más sonriente que nunca, por su Sevilla. Y su Niño Glorioso tirándole besos a los jugadores y jugando a sevillista con su Bola; y San Fernando con estertores de emoción en su urna de plata; y San Leandro y San Isidoro revoleando las mitras y los báculos. Y es que no es para menos. Óle!!

Viva!!! otra vez.




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