Leo en la prensa de hoy, entre el pitorreo pá dentro y la media indignación crítica, unas palabritas de un sagaz teatrero, que dice:
- "...En teatro lo que existe sobre todo es crisis de valentía..."
Parece que dice algo, ¿no? Pués me parece que teatrea; muy bien porque con el teatreo que estila ha conseguido ser unos de los fijos en la nómina y las subvenciones de la Consejería de Curtura de la Junta, de Andalucía, claro. Távora, se llama de apellido el teatrero.
Este gran avispado de las tablas, creó en Andalucía para los andaluces y los psedoandalucistas aficionados al guitarreo y el pandereteo, un género, mutatis mutandis, paralelo al de Els Comediants y demases; es decir, con mucha tramoya, mucha escena, mucha gente y muy poco texto, muy poco drama, música y baile, movimiento y efectos de luz, y muy poca palabra, apenas una declamación de algún poema en off...y ya está. Eso sí: "Emoción" y "Sentimiento" por fanegas; un "espectáculo para los sentidos" como dicen ellos.
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Mete en el escenario caballos con sus jinetes bailando por sevillanas con flamenca en bata de cola; arrobas de incienso con bandas de cornetas y tambores tocando marchas de Semana Santa; cuadrillas de aceituneros con espuertas al hombro y musicazo trágico-tópico- melódico de fondo...Y así: Muy poco Teatro y mucho teatro (con subvención, of course).
El espabilado ha montado con el teatro como pretexto un negocio familiar, casi una "franquicia", más o menos (el que no corre, vuela) de "teatro andaluz".
La distancia que pueda haber entre una tragedia de Esquilo y una pieza de ese Távora, es la que media entre el espectador de aquel griego y el admirador de este sevillano; o la que va del texto de La Orestíada al guión de una tavorería. Decir que una cosa y la otra son "teatro", es teatro.
Y dice que hay "crisis de valentía" en el teatro: Lo que no hay es Teatro; valentía tampoco...pero no es ese el concepto adecuado al caso.
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