sábado, 17 de febrero de 2007

De Carnaval

Nunca me han gustado los carnavales. Quizá porque cuando nací, ya no se celebraban. Cuando llegaban estas fechas y salían en el periódico o la tele cosas de los Carnavales de Cádiz, - que eran los únicos - en casa me contaban (no me contaban, claro) las desvergüenzas de los carnavales, y las cosas que se hacían aprovechando las mascaradas de carnaval.

Porque los mayores de casa sí habían conocido las fiestas del carnaval. Y por eso, aunque relataban de sus escándalos, se acordaban de aquellos carnavales que festejaron - "...Hasta que los prohibió Primo de Rivera..." , apostillaban siempre, con un tono quasi reverente; pero seguían contando:


- "Con una perra gorda de añil, tu tio Enriquito se desfiguraba la cara, y se pegaba un bigote de lana, y se ponía la guerrera carlistona, y se escapaba por la puerta del corral, y estaba el dia entero pegando sustos a todo el que se encontraba..."

- "...Tia Salud, daba un baile en el patio grande, con braseros y toldos y mesas de velador; y se bailaba el rigodón, y las polkas las tocaban con el piano y unos violines que venían de Sevilla; y también tocaban la pianola, y en el corral ponían un pianillo para las criadas y los muchachos; y a Don Roque, el cura, se le llevaba el chocolate al salón de la abuela Antonia, donde se reunían las mayores en "el casinillo de las beatas", y se estaba la noche entera, hasta la una o las dos de la madrugada, el Domingo de Piñata..."
- "...Y la prima Patro bailó el primer charlestón que se vió en el pueblo, con el tio Candidito, que lo habían aprendido en Madrid; fué un escándalo!.."

- "Pero sin salir a la calle!"

- "Y sin máscaras!"

- "Mamá no lo hubiera consentido; y papá...bueeenoooo!"

Y seguían sin aburrirse contando cosas de aquellos Carnavales.

En Cádiz el Carnaval ha sido una institución que afectaba y arrastraba hasta al mismísimo Pemán; pero en Sevilla las murgas de carnaval eran para la chusma...y poco más.

- "...Pero todos se iban al balcón en cuanto se oía venir de lejos alguna murga con el "...Tarra-chúm ta-chúm ta-chúm tatarata-chúm tatarata-chúm tatarata-chúm pa-chúm pa-chúm..." Era irresistible!

Tengo que reconocer que me gustan esos carnavales contados, cuando me los contaban. Y también me encantan "mis" carnavales literarios. Casi seguro que esta noche, o mañana o pasado, me leo un carnaval del Padre Coloma; quiero decir algún capitulillo de los que salen en las narraciones y novelas del Padre Luís de Coloma: La Gorriona, El primer baile, Por un piojo, Boy, y la antológica escena de Pequeñeces, esa que acaba con la tragedia de Currita y su amante Jacobo Sabadell apuñalado entre el Paseo del Prado y la calle Alcalá, una noche de carnaval en Madrid.
Pero al trágico carnaval de Pequeñeces le siguen sin solución de continuidad, y como Dios manda, los ejercicios espirituales del Padre Cifuentes en Caballero de Gracia, y eso sí que no está de moda, pas du tout.

El Carnaval con sus carnavales, se ha quedado cojo y desperfecto porque le han robado la Cuaresma que era su razón y explicación; cojo, desperfecto y sin gracia: Sobre todo sin "gracia"...yo sé lo que me digo.


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