La exposición de Tintoretto en el Prado va ser uno de los acontecimientos artísticos-culturales del año; conjugar Prado y Tintoretto es elevar el acontecimiento a un plano de máxima notoriedad, dificilmente igualable y probablemente insuperable.Por eso la temporada se enriquecerá con artículos sobre el Maestro Iacopo Robusti, uno de los grandes venecianos del Arte.
Venezia despunta pronto con sus anónimos bizantinistas y abre escuela propia con sus primitivos, tan próximos y tan distintos al Trecento de Firenze o Siena; en el Quattrocento, deslumbra con sus Bellini (Jacopo y sus hijos Gentile y Giovanni) y Carpaccio, para entrar en el Cinquecento glorioso del Giorgione y el Tiziano, y cerrar el siglo con Veronese y Tintoretto. Con la suma de los otros maestros "menores" (¿es "menor" Lotto, o Palma sr, o Bastiano del Piombo, los Bassano, Palma jr...?), la Escuela Veneziana entra en esa lenta y dulce decadencia de la República del Adriático, de emporio de mercaderes, señorías y Dogos esposos de mar y de orientes. Rara vez un arte ha acompañado tanto a un mundo en su cenit y su crepúsculo.
Tintoretto es a la decadencia de Venezia lo que el último Michelángelo al Renacimiento Romano (y antes al Florentino). En la gama de azules y grises, escarlatas y dorados del Maestro Robusti, en sus escorzos dramáticos y sus transparencias movidas, se está empezando a enfermar la Venezia que todavía languidece y perdura como una inmerecida gracia concedida por la Providencia ("Serenísima" y magnánima, como la regia República Véneta) a nuestro tiempo.
En el ABC de hoy, el "recuadrista" Prada escribe de Tintoretto...y no sabe. Lo intenta, hasta dice no sé qué de un "despertar los cementerios de mi fe dormida" a costa de Tintoretto...y no resulta creíble. Está jugando al Chautebriand de Le Génie du Chistianisme...y no le sale; incluso teoriza a costa de una cita de un crítico sobre "entender" versus "comprender" una obra de arte...y tampoco.
Me chirría que uno que va de inteligente-creyente confunda sentimiento-estética-emoción con fe, cuánto más si se trata de Cristianismo y Catolicismo; no me extraña, pero me desencaja.
La yema del artículo, Tintoretto, se resuelve con una sarta de generalidades, incluso tópicos, sobre el maestro veneziano.
Si alguno de los pocos que me leen ha visto en el Prado el inmenso Lavatorio; si alguien ha disfrutado la gracia de contemplar la obra del maestro en San Rocco o en el Palazzo, entenderá que casi nada se puede decir en un articulín de recuadro contratado sobre pinturas así de pintores como este.
El arte de la paleta no se concibió para ser literaturizado/articulizado, (ni el color ni las formas se perciben con letras cuando se idean no para la lectura, sino para la vista); esta discreta entrada tampoco es más que una ligera efusión al paso de Tintoretto por el Prado.
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Pobre Prada. ¿Qué habrá hecho él para excitar la furia de tanta buena gente que parece no perdonarle?
ResponderEliminarPues nada, ayer se anunció que le dan el Premio Biblioteca Breve. Chincha rabiña.
Y yo, a ver si me voy pronto al Prado.
ResponderEliminarVaya!
ResponderEliminarEsos premios se dan en ronda, por la peña para los de la peña.
Por cierto, un premio del nivel del Goncourt, ya se sabe; el mes que viene, o el siguiente, a Estocolmo, seguro.
Bueno, a lo mejor le viene bien y, como el premio es breve, se pone a dieta para caber en él.
Y de Tintoretto, ni papa.
+T.
P.d. No me chincho, que no aspiro; no te chinches, pero no es Chesterton...ni por contorno de cintura.
P.p.d. Si vives en Madrid, hay que ir al Prado, por lo menos, cada dos semanas; una especie de "dirección espiritual" para la mente. Ya sabes: Bonum, Verum et Pulchrum.
Creo que el sábado o el domingo a más tardar me pasaré a "echarle un ojo" (¿demasiado frívolo, Terzio?) a Tintoretto.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Prada, sólo me cabe suponer que es una especie de fijación-obsesión monomaníaca.
Saluti!
Tintoretto es de los completos: Pinta mitologías con deidades en cueros, y Escenas Sacras con bastante aproximación.
ResponderEliminarÉchale el ojo a las Venus y Dianas, y rézale algo al Misterio.
Luego, escribe una entrada, para que te la critique, como al oso obeso del recuadro.
Buenas....se puede?
ResponderEliminarServidor estuvo ayer en el Prado viendo a Tintoretto: 25 minutos de espera en la cola(desde las 15.00).
A pesar de que estoy en una etapa en la que me canso de los cuadros con mucha "fanfarria", reconozco que "El milagro del esclavo" de cerca acojona.
Estuvimos allí una hora pues tengo comprobado que es el tiempo límite para no sufrir el síndrome de Stendhal "a la inversa":pasada la hora puedo ver cuadros magníficos que ya me da igual.
Difiero de la idea "terziana" en cuanto a las visitas al Prado. Dos veces al mes es excesivo teniendo en cuenta que las temporales duran 4 meses.
Para mi el único museo que merece una visita al mes (es mi caso) es el Reina: siempre tienen algo nuevo y sorprendete
Pués sí que...
ResponderEliminarTú (si eres tú quien me figuro que eres tú) en el Reína! Me escandalizas...y a tí te gusta que yo me escandalice contigo; confiésalo.
Yo te ubico mejor en el Casón (¿está abierto ya el Casón?; como provinciano, siempre pregunto y me llevo un fiasco).
Decir que el San Marco y el esclavo "acojona", es contundente comentario, muy efectista. Al Tintoretto le habría gustado.
1 saludazo, Marqué!
+T.